Una de las decisiones más difíciles en una empresa tecnológica es la de asignar un precio de venta a su producto.
Habitualmente, en procesos de producción “típicos” lo tenemos más fácil (coste real del producto + porcentaje de beneficio) pero en empresas donde el producto a vender en muchos casos es “intangible” (formación, consultoría, soluciones software, etc.), nuestras variables empiezan a sumar: experiencia, coste tecnológico, etc.
De todas formas, el problema se reduce a una única premisa: establecer un precio que nuestro cliente esté dispuesto a pagar.
Si el precio que le damos a nuestro servicio o producto no es percibido por nuestro cliente como acorde a la solución ofrecida, mal lo llevamos. De ahí que lo que vayamos a ofrecer, bien sea un software o know-how debe de solucionar u optimizar en la medida de lo posible las necesidades de nuestros posibles clientes.
¿Cómo lo calculo?
Evidentemente, eso es lo más difícil 😉
- Calcular el número de horas estimadas por el precio hora que hayamos fijado.
- Añadir un 20% aproximadamente al número de horas calculadas (por los típicos YSI : las típicas preguntas del cliente: ¿Y Si añadimos esto que se me olvidó decirte?)
- Sumar los costes fijos inmovilizados
- Añadir los costes tecnológicos de nuestra plataforma de desarrollo
- Añadir los costes de formación
La correcta elección de nuestra plataforma de desarrollo puede ayudarnos a minimizar los costes del propio desarrollo, la productividad en los YSI, adaptaciones a mitad del proyecto y en los costes de implantación. Si además, el coste de la formación inicial, su curva de aprendizaje y el mantenimiento tecnológico está debidamente proporcionado, nuestros costes serán menores y ayudarán a presentar la mejor oferta posible.
¿Existe una fórmula mágica para calcularlo?
Aquí es donde dependerá de lo que nuestra solución aporte a nuestros clientes, la calidad del nicho en el que nos movamos y, por supuesto, de la fórmula “ensayo-error”, así que… suerte en vuestros cálculos.
Un saludo.
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